Wrike o Basecamp nos ayudan a tener centralizadas todas las comunicaciones con los equipos y el cliente. La gran ventaja del correo electrónico es enviar mensajes de forma asíncrona. Si en el momento de tener que transmitir la información, la persona no está disponible, se la puedes hacer llegar igualmente. Pero es una arma de doble filo y usamos el email para pasar “marrones”, para “enviar la pelota a otro tejado”. En las empresas, los temas no avanzan por un uso inadecuado del email. Las personas escribimos mensajes preguntando dudas o derivando tareas para sacarnos de encima la responsabilidad de entregar a tiempo o seguir trabajando en el asunto. Y esto acaba siendo cultura. La cultura de la excusa. Una forma de detectar esta actitud es mirando si he recibido una llamada previa. La llamada me indica que realmente se ha intentado solucionar el tema. Si no, me llega un email directamente.
Al final, hacer una llamada o no marca el grado de urgencia y no tanto el de importancia.Cuando he buscado las buenas prácticas del uso del correo electrónico, toda la información que he encontrado se refiere al mensaje, al asunto, la firma, etc. Pero no he encontrado nada relacionado con los síntomas culturales de una organización en la que se usa de forma inadecuada el correo electrónico.